sábado, 15 de diciembre de 2012

La leyenda de Bloody Mary



Acababan de salir del instituto y camino a casa, Julia les contaba la historia de que si se decía tres veces "Bloody Mary" delante de un espejo, una mujer se aparecería y le destrozaría la cara.
Se rió de ella y de todas las que escuchaban la historia con cara de espanto.
A Julia se lo había contado una amiga de otra amiga que tenía una vecina que lo hizo y apareció en el cuarto de baño toda destrozada, irreconocible y que ahora estaba ingresada en un manicomio y su amiga "era legal, colega" y no la iba a engañar.
Aquello solo provocó que se riera más...
- ¡Vale tía!... Si eres tan valiente y no nos crees ¿Por qué no lo haces tu? - le increpó Julia.
- ¡Déjate de tonterías, tía! - dijo ella.
- Eso... es... - Julia comenzó a moverse alrededor de su amiga - por que... te... da... miedo...
Recalcó la palabra "miedo".
- ¡De acuerdo!... Esta noche mis padres van a salir a cena - dijo sonriendo - quedaros en mi casa a dormir... y os propongo que antes de hacerlo, veamos una película de miedo.
De las cuatro, solo Julia y otra muchacha más aceptaron la invitación, la tercera, alegó que sus padres no querían que pasara la noche fuera de casa y la cuarta era ella, la que se atrevía ha hacer el "experimento".
Eran más de las doce de la noche, habían terminado de ver una película de terror en la que un psicópata payaso cometía crímenes brutales.
- ¡Llegó la hora! - dijo valientemente - ¿o preferís que lo dejemos?

Ninguna de las dos contestó, pero en su rostro se notaba el nerviosismo.
Cerraron la puerta, todas las ventanas, todas las luces de las habitaciones y se dirigieron al cuarto de baño
Ella se colocó frente al espejo, hizo un comentario sobre lo guapa que estaba, para intentar quitarle tensión al momento.
Las dos amigas se colocaron detrás de ella, con las manos sobre sus bocas y atentas para cubrir sus caras.
Dijo por primera vez el nombre...
- Tiene que ser con la luz apagada - dijo casi temblando Julia.
Apagaron la luz.
Nuevamente dijo por primera vez el nombre...
Hubo unos segundos de silencio.
Por segunda vez, se escuchó el mismo nombre.
Otros segundo de silencio, que parecieron eterno.
La tensión se podía palpar, las dos amigas habían ocultado sus rostros y ella, que no había contado con que el ambiente, y el nerviosismo de sus amigas le fuera a influir, estaba empezando a ponerse nerviosa...
¡Y si fuera cierto! - pensó.
Pero ya no podía dar marcha atrás o sería el "hazme reír de todo el instituto"
Lentamente, con temor, pronunció por tercera vez aquel fatídico nombre...

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